Formar conexiones. Para alcanzar la equidad auténtica, se requiere una trasformación radical en la educación superior
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En los casi tres años que han pasado desde el lanzamiento de Revalorizar la Profesión (P2P, siglas en inglés), el tema de los debates más agitados ha sido la cuestión de si se debe requerir que todo educador de niños pequeños obtenga un título universitario de cuatro años. En el sistema conceptual unificador del Comité de P2P (P2P Task Force), la recomendación es que la profesión tenga tres niveles: Educador de la Primera Infancia (ECE, siglas en inglés) I, II y III. Aunque los tres niveles requieren una preparación especializada en la primera infancia, se distinguen en la cantidad de capacitación y en las resultantes funciones y responsabilidades profesionales. ECE I consta de 120 horas de capacitación profesional después de la educación secundaria. ECE II requiere un título asociado (de 2 años). ECE III implica un título de 4 años o los estudios principiantes para la maestría (con designaciones de práctica avanzada que se implementarán con el tiempo). Además, el Comité propuso una visión audaz que también reconoce las realidades actuales del campo: al final, todos los educadores principales deberán tener el título de 4 años, aunque en vista de la situación actual, los que tienen un título de 2 años, el ECE II, serán elegibles para llevar a cabo las responsabilidades de un educador principal al trabajar con niños entre el nacimiento y el nivel preescolar, con la guía de educadores con el certificado ECE III y con el apoyo importante de educadores que han ganado la certificación ECE I.
Esta visión se fundamenta en la evidencia considerable que se expone en el informe de National Academies of Science, Engineering, and Medicine de 2015, Transforming the Workforce for Children Birth through Age 8 (Transformación de la fuerza laboral para niños entre el nacimiento y los 8 años de edad). Los autores sostienen elocuentemente que a fin de que se realicen plenamente las oportunidades para los niños pequeños, el educador de la primera infancia debe de contar con un cimiento fuerte en la ciencia del aprendizaje infantil. Idealmente, la educación general post-secundaria (por ej., matemáticas, ciencias, sociología, psicología) junto con cursos en la primera infancia (teoría y análisis), además de una experiencia práctica robusta, pueden equipar a un educador de niños pequeños para trabajar exitosamente en cualquier programa para niños entre el nacimiento y los 8 años.
Para progresar desde la realidad actual hasta esta visión audaz, se requerirán cambios trascendentales en el sistema. El financiamiento pleno del costo del cuidado y educación infantil de alta calidad, que incluye una compensación y prestaciones para educadores de la infancia que correspondan con la importancia de su labor, es de la mayor prioridad. También lo es una transformación radical del sistema de educación superior que se dedique a la preparación de educadores de niños pequeños.
Se realicen plenamente las oportunidades para los niños pequeños, el educador de la primera infancia debe de contar con un cimiento fuerte en la ciencia del aprendizaje infantil.
Casi 2 millones de personas, mayormente mujeres, componen la porción de la fuerza laboral de la primera infancia que sirve a niños entre el nacimiento y los 5 años. Aproximadamente la mitad de ellas trabajan para centros de cuidado, y la mitad trabajan en hogares de cuidado en familia. Un poco más que la mitad de ellas tiene un título post-secundario (de 2 o 4 años, maestría o doctorado). Pero no se está compensando apropiadamente los esfuerzos que estos educadores han realizado a fin de mejorar sus conocimientos y habilidades. En comparación con los adultos mayores a 25 años en la fuerza laboral civil que tienen títulos de 4 años, los maestros de niños entre el nacimiento y el nivel pre-kindergarten que tienen el mismo título ganen en promedio entre $13,000 y $29,000 menos que las mujeres, y entre $45,000 y $61,000 menos que los hombres. De ahí que el puesto de maestro de la primera infancia se halla entre los oficios con título universitario de 4 años con los salarios más bajos en los Estados Unidos. También desanima que los individuos busquen un título y desincentiva que los institutos de educación superior creen y mantengan programas de títulos especializados en la primera infancia.
A pesar de estas estadísticas tan sombrías, los títulos de 4 años ofrecen ventajas económicas importantes. Los educadores de preescolar y pre-kindergarten con estos títulos ganan en promedio entre $5 y $8 más por hora que sus homólogos con el diploma de la escuela secundaria. Durante el transcurso de sus carreras profesionales, esto se suma a como $500,000 dólares más. Además, según el Departamento de Labor, la tasa promedia de desempleo de personas con título de 4 años es menor en un 2% que la tasa de desempleo de los que tienen el diploma de la secundaria. Los títulos de 4 años también expanden las oportunidades de empleo, ya que los empleadores públicos y privados necesitan desesperadamente de educadores con tales títulos. (¿Quiere aprender más sobre la fuerza laboral de la primera infancia? Vea The Early Childhood Workforce Index 2018 (Índice de la fuerza laboral de la primera infancia de 2018), disponible en ingles en https://cscce.berkeley.edu/early-childhood-workforce-2018-index/. A menos que se indique lo contrario, las estadísticas de más arriba son de este informe).
La educación superior. Ha llegado la hora de una transformación radical
La situación actual de la fuerza laboral y las ventajas manifiestas de tener un título presentan juntas un argumento convincente a favor de la renovación de los programas postsecundarios de preparación profesional en la primera infancia. Esto requiere la formación de dos planes de acción, los cuales deben de emprenderse simultáneamente.
El primer plan es del trabajo que ha de realizarse dentro de la profesión con el liderazgo de profesores de la primera infancia y el apoyo de los administradores de la educación superior, con el fin de entretejer las “Professional Standards and Competencies for Early Childhood Educators” (Normas y aptitudes profesionales para educadores de la primera infancia) revisadas (y disponibles en NAEYC.org/resources/position-statements/standards-professional-preparation) a toda faceta de los programas postsecundarios de preparación profesional, tales como el contenido de los cursos, las evaluaciones de candidatos y las experiencias prácticas. Este proceso incluye analizar las implicaciones de la nivelación asociada a las normas, y el significado de esto para el contenido de los cursos sobre la primera infancia requeridos para los títulos de 2 y de 4 años.
El segundo plan es una agenda de liderazgo que implica la participación del liderazgo de la educación superior, socios filantrópicos y los gobiernos estatales y federal. Es necesario contar con una infraestructura para que los programas de preparación profesional cumplan con su responsabilidad de lograr la graduación de educadores eficaces de niños pequeños. Los institutos de educación superior hacen frente al desafío de proporcionar tres componentes necesarios a la vez: el acceso (con apoyos focalizados en los estudiantes), los precios asequibles y la calidad. El logro simultáneo de cada una de estas tres metas ha resultado casi imposible y ha tenido un impacto desproporcionado en los estudiantes de color. Por ejemplo, los estudiantes blancos se matriculan en universidades a tasas mayores que sus homólogos negros e hispanos—y en tasas dramáticamente mayores con respecto a programas élites para títulos de 4 años—y tienen una probabilidad significativamente mayor de terminar un programa de especialización en 6 años o menos. En cambio, los estudiantes negros toman préstamos estudiantiles con más frecuencia, y los estudiantes negros e hispanos tienen más probabilidad de asistir a escuelas menos selectivas, donde los gastos por estudiante son mucho menores. (Para más información, vea la infografía útil en https://hechingerreport.org/facts-about-race-and-college-admission/). Estos datos se apoyan con los hallazgos de la encuesta del ámbito que realizó NAEYC en 2015, en que los educadores de la primera infancia no blancos informaron de la falta de ayuda financiera y de mentores como barreras significantes a la educación superior y al empleo.
Entre lo que es actualmente y una visión plenamente realizada para la profesión, queda una agenda radical de educación superior que requerirá el liderazgo de decanos, rectores, presidentes, directores, políticos y filántropos con el fin de aprovechar su poder, influencia y fondos caritativos para activar los tres componentes del sistema a la vez.
Claro está, con más de 3,000 programas que ofrecen títulos en la primera infancia, la iniciativa fenomenal T.E.A.C.H. Early Childhood y sistemas de tasación y mejoramiento de calidad (QRIS, siglas en inglés) que brinden un apoyo significativo a los educadores de niños pequeños en su progreso para obtener credenciales postsecundarias, existen prácticas prometedoras en todas partes del país. Estas prácticas prometedoras deberán moverse a escala a fin de crear un nivel mínimo de acceso, precios asequibles y calidad, inclusive lo siguiente:
Acceso:
- Acuerdos de plena articulación y transferencia entre programas para títulos de 2 y de 4 años
- Crédito para el aprendizaje anterior, cimentado en evidencia de conocimientos, habilidades y aptitudes
- Programas para títulos de 2 y de 4 años dentro de un sistema alineado y, donde sea posible, ubicados en un solo sitio
- La incorporación del acceso pleno a mentores y consejeros universitarios durante todo el programa de estudios
- Programas de instrucción vocacional y técnica durante la escuela secundaria que lleven a una credencial reconocida, como Child Development Associate Credential (CDA, o Credencial Asociada en Desarrollo Infantil)
- Programas de capacitación para la CDA y otras de primer nivel que estén plenamente alineadas a los estudios universitarios
- Recursos destinados a la provisión de apoyos específicos para estudiantes, con atención especial a los multilingües, los que requieren instrucción remedial y los que son los primeros en sus familias en asistir a la universidad
- Cursos ofrecidos a horas y en sitios de acceso fácil para estudiantes empleados
- Modelos de grupos de estudiantes que les provean la instrucción y el aprendizaje compartidos
Asequibilidad:
- Asistencia con los costos de matrícula provista por los empleadores
- Asistencia con los costos de matrícula provista por el estado
- Programas de filantropía privada y programas de préstamos y concesiones federales que estén alineados a títulos en la primera infancia
- Programas estatales y locales de garantía de los costos de matrícula, y programas de becas de hasta el 100% del costo de matrícula
- Tiempo de baja del trabajo y un conjunto estable y bien remunerado de maestros sustitutos
Calidad:
- Escuelas laboratorio ubicadas en los campus universitarios, además de acceso a experiencias prácticas de alta calidad en comunidades locales
- Profesores de tiempo completo y altamente calificados de educación de la primera infancia, que componen y reflejan la diversidad de la fuerza laboral de educación infantil y de los niños entre el nacimiento y los 8 años
- Acreditación de educación superior requerida por la profesión, con autoridad para el alineamiento pleno con las Normas y aptitudes profesionales para educadores de la primera infancia
- Experiencias prácticas en programas que sirven a toda la población diversa de niños entre el nacimiento y los 8 años de edad
Desde el inicio de P2P, todas las entidades del Comité están unidas en la creencia que no debemos hacer hada que reduzca la diversidad actual de la fuerza laboral. Si blanqueamos el campo, habremos fracasado. Durante siglos se han perpetuado barreras sistemáticas e institucionales que les impiden a muchos educadores de niños pequeños el acceso equitativo a títulos universitarios. Pedimos a nuestros socios en el liderazgo de la educación superior, el gobierno y la filantropía que se unan a nosotros en el ámbito profesional para que juntos eliminemos dichas barreras.
Rhian Evans Allvin is the chief executive officer of NAEYC. She is responsible for guiding the strategic direction of the organization as well as overseeing daily operations. Before joining NAEYC, Evans Allvin was a guiding force in Arizona’s early childhood movement for more than 15 years, including serving as CEO of Arizona's First Things First.