Formar conexiones. Para demasiados, el cuidado infantil en familia se considera una estrategia barata de desinversión
You are here
La educación infantil en los Estados Unidos siempre se ha implementado mediante un sistema de servicios diversos que está concebido para priorizar la elección de la familia. Es decir, existe una amplia gama de ambientes en que los niños entre el nacimiento y los 5 años pueden pasar su tiempo. No obstante, en muchos casos las opciones auténticas para las familias son difíciles de encontrar: la elección es impulsada más frecuentemente por las cuestiones de asequibilidad, disponibilidad o conveniencia para la familia.
El cuidado de niños se puede realizar de manera formal o informal. Los ambientes formales, con licencia y sujetos al reglamento, incluyen los programas basados en centros con y sin fines de lucro, escuelas públicas, programas de Head Start, centros de desarrollo infantil de las fuerzas armadas, y los centros de cuidado en familia con licencia y regulados. Los ambientes informales abarcan el cuidado provisto por familiares, amigos y vecinos y el cuidado dentro del hogar con niñeros a tiempo completo o parcial, quienes típicamente no tienen licencia. Este sistema de componentes mixtos se ubica dentro del contexto de la investigación de neurociencia realizada durante los últimos 20 años, y una cantidad casi igual de evidencia económica, que indican los resultados notables de los niños pequeños que tienen acceso a la educación infantil de alta calidad; cuya característica más acusada son los educadores infantiles bien cualificados y compensados.
A esta altura, ya debe de estar terminado el debate sobre si es posible alinear el cuidado infantil con la educación infantil de alta calidad. Los dos son encargados de mantener seguros a los niños mientras sus padres están trabajando y proveerles experiencias que maximicen su desarrollo social y emocional, cognitivo, físico y lingüístico. Los sistemas y las estructuras que financiamos con fondos públicos tributarios deben insistir en un nivel mínimo de calidad, en que las familias tienen opciones verdaderas y todos los educadores de niños pequeños cuentan con conocimientos, habilidades y competencias que estén alineados con sueldos profesionales, seguros médicos y cuentas de jubilación.
Mientras se creaba el Marco unificador para la profesión de la educación en la niñez temprana, escuchamos a miles de proveedores de cuidado infantil en familia. La mayoría de ellos añoran reconocimiento por sus conocimientos, habilidades y aptitudes, por su función crítica en el sistema de educación infantil y por los micronegocios que forman. Quieren ser responsables de satisfacer los criterios necesarios para ser educadores de la niñez temprana; desean que sus hogares sean considerados ambientes viables en que se imparte la educación infantil de alta calidad entre el nacimiento y los 5 años; quieren ser reconocidos y compensados por sus títulos universitarios y credenciales. Muchos de los educadores con que nos comunicamos tienen un título de dos años, licenciatura o maestría en educación infantil. Sin embargo, escuchamos opiniones divididas, ya que a algunos proveedores no les interesa hacerse educadores infantiles y prefieren no participar en el sistema de subvenciones públicas. El Marco unificador reconoce dichas diferencias y propone un camino hacia delante que toma en cuenta las mismas.
A esta altura, ya debe de estar terminado el debate sobre si es posible alinear el cuidado infantil con la educación infantil de alta calidad.
Las barreras estructurales hacia un sistema plenamente equitativo para los proveedores de cuidado infantil en familia son muy reales, como hemos escuchado y documentado en nuestro informe publicado en conjunto con The Education Trust, Increasing Qualifications, Centering Equity: Experience and Advice from Early Childhood Educators of Color (Aumentar las calificaciones, centrar la equidad. Experiencias y consejos de educadores infantiles de color). Por ejemplo, el acceso amplio a la educación superior, con frecuencia se encuentra fuera del alcance a causa del costo, la falta de ayuda financiera, la ubicación de los programas, la ausencia de clases que se ofrezcan en la noche o los fines de semana, o la dificultad de pagar o encontrar a sustitutos que puedan estar con los niños mientras un proveedor de cuidado infantil en familia está asistiendo a clases. Se impone una carga física y emocional enorme a quienes trabajan 12 horas al día para instruir y cuidar a niños a la vez que asisten a clases y completan programas de estudio exigentes para obtener un título.
Los hogares de cuidado infantil en familia regulados y con licencia pueden ser el ambiente preferido de muchas familias. Estos hogares son elegibles para servir tanto a niños que califican para recibir subvenciones públicas como las familias que pagan por su cuenta. Sin embargo, entre 2005 y 2017, el cuidado infantil en familia con licencia y regulado vio un declive de un 42 porciento. Esto probablemente se debe a la inestabilidad del modelo de negocios y las condiciones laborales difíciles.
Los proveedores de cuidado infantil en familia son el tema central de muchas conversaciones actuales sobre las políticas. Los proveedores ansían ser contados y reconocidos, y ver reconocidos las barreras estructurales que les prohíben participar plenamente en los servicios y apoyos. No obstante, en demasiadas ocasiones, cuando se considera las políticas se menciona el cuidado en familia en el contexto de reducir al mínimo los fondos públicos dedicados a la educación infantil, y reducir o eliminar la responsabilidad del sector público de licenciar a los proveedores en este mercado a fin de proteger la seguridad y la salud de niños pequeños que reciben el cuidado fuera de sus casas.
Los proveedores de cuidado en familia que participan en el sistema formal de cuidado y satisfacen todos los criterios de licenciamiento, calidad y credenciales, merecen tener acceso a todos los sistemas y apoyos que conlleva la participación en dicho sistema. No se les debe tratar como “otros” ajenos al grupo ni descartados como la alternativa barata. Mientras seguimos abogando por financiamiento público para cubrir el costo completo del cuidado, nuestros esfuerzos deben incluir a los proveedores de cuidado infantil en familia licenciados y regulados. Ellos también deben
- ser compensado con salarios profesionales, seguros médicos y beneficios de jubilación acordes con sus conocimientos, habilidades, competencia y títulos
- tener acceso completo a la educación superior, que incluye la educación universitaria sin deudas y alivio sustituto que les permita asistir a clases
- tener la oportunidad de participar plenamente en modelos de servicios compartidos donde puedan aprovechar la oportunidad de hacer compras y los servicios de contabilidad y los costos de recursos humanos dentro de una red de proveedores
En nuestro papel de defensores y aliados de los proveedores de cuidado infantil en familia, no se deje de engañar por políticos que buscan desregularlos y acusan la “plena inclusión”. Establezcamos en realidad los apoyos financieros y estructurales para que los proveedores de cuidado en familia puedan ser incluidos plenamente en un sistema bien financiado, económicamente estable y centrado en las familias que les aporte opciones reales, imparta las ventajas máximas del desarrollo y aprendizaje a los niños y reconozca a los educadores de la primera infancia por el papel esencial que juegan en la sociedad.
Copyright © 2021 by the National Association for the Education of Young Children. See Permissions and Reprints online at NAEYC.org/resources/permissions.
Rhian Evans Allvin is the chief executive officer of NAEYC. She is responsible for guiding the strategic direction of the organization as well as overseeing daily operations. Before joining NAEYC, Evans Allvin was a guiding force in Arizona’s early childhood movement for more than 15 years, including serving as CEO of Arizona's First Things First.