De nuestra Presidenta: La importancia de los primeros años de la educación primaria
You are here
Hace algunos años el Comité Gobernante de NAEYC y otros representantes de nuestra organización se reunieron para formular una declaración de misión y visión nueva y afirmar los valores centrales de NAEYC. Aquella declaración de misión expresa claramente: “NAEYC promueve una educación inicial de calidad superior para todos los niños, desde el nacimiento hasta los 8 años, conectando la práctica, las políticas y la investigación. Creamos una profesión variada y dinámica para la primera infancia y brindamos asistencia a todos aquellos que trabajan en nombre de los niños pequeños y que participan en su cuidado y educación.”
Como era miembro del Comité Gobernante durante la preparación de esta declaración esencial, recuerdo las conversaciones sobre “el nacimiento hasta los 5 años” versus “el nacimiento hasta los 8 años”. Estos diálogos han tenido un impacto de amplio alcance en la preparación de los educadores infantiles y su apoyo continuo. Tomamos una postura firme y declaramos que NAEYC es una entidad dedicada a los niños desde el nacimiento hasta los 8 años de edad y a los adultos que los cuidan e instruyen. Como tal, NAEYC ha demostrado de varias maneras su entrega a nuestros miembros que son de las escuelas primarias, incluidos la creación de consorcios con entidades como la Asociación Nacional de Directores de Escuelas Primarias (NAESP, o National Association of Elementary School Principals) y los aumentos en el número de sesiones focalizadas en los primeros grados de la primaria que se presentan en nuestro Congreso Anual e Instituto de Aprendizaje Profesional.
Yo propugnaba incondicionalmente un enfoque en “el nacimiento hasta los 8 años de edad” a causa de mis propias experiencias profesionales y personales con los primeros grados de la escuela primaria. Desde mi servicio como administradora de la primera infancia para las Escuelas Públicas de Milwaukee hasta ayudar a mis propios hijos y nietos con sus estudios, he observado y experimentado el trabajo esencial y las dificultades constantes para alcanzar la visión y la misión de NAEYC en ambientes de los primeros grados de la primaria.
Mientras lideraba el departamento de educación infantil de las Escuelas Públicas de Milwaukee, reconocí que la mayoría de los maestros preescolares del distrito querían implementar prácticas apropiadas al desarrollo en sus aulas, pero que no habían recibido de los líderes de sus escuelas ni de los administradores de la oficina central un apoyo y comprensión suficiente para hacerlo. Se requería un esfuerzo concentrado y continuo para lograr que los currículos y las evaluaciones de las aulas de la primera infancia se basaran en el conocimiento fundamental y apoyado con investigación del campo de la primera infancia. Nos valimos de recursos y orientación en los que confiábamos, tales como el discursante perito Maurice Sykes, entre otros, y la publicación de NAESP, Leading Early Childhood Learning Communities: What Principals Should Know and Be Able To Do (El liderazgo de comunidades de aprendizaje en la primera infancia. Lo que los directores escolares deberán saber y ser capaces de hacer). Trabajamos para suministrar a los líderes del distrito el desarrollo profesional sobre temas como el crecimiento y desarrollo infantil y la práctica apropiada al desarrollo. Por último, esto llevó a cambios importantes, inclusive en las herramientas de evaluación y los boletines de calificación del kindergarten que eran utilizados por el distrito.
En mi caso personal, mi familia ha tenido la oportunidad de experimentar de modo intergeneracional el impacto de educadores infantiles que creen en la enseñanza apropiada al desarrollo y la demuestran durante los primeros años de la primaria, entre ellos Mia Kuether, quien no solo fue la maestra de mi hija menor sino de la hija de ella también, y Ariel Huber, quien instruyó a mis nietos. Los maestros como Ms. Kuether y Ms. Huber han creado ambientes de aprendizaje con cariño y tierno cuidado y sin peligro. Al mismo tiempo, con frecuencia han tenido que defender sus prácticas apropiadas al desarrollo ante otros maestros, los directores y administradores escolares y a veces las familias de los niños de sus clases. Yo reconozco que hay que dar en un equilibrio delicado al esforzarse por mantener los mejores intereses de los niños en el centro de su toma de decisiones y su instrucción. También reconozco y agradezco profundamente sus prácticas docentes tan eficaces y cariñosos, especialmente para mis dos pequeños nietos afroamericanos.
Las necesidades de los niños extienden más allá de lo académico, sobre todo en el mundo de hoy. Como maestros de la primera infancia, tenemos la gran oportunidad de poner el cimiento y ayudar a fomentar un amor por la escuela y el aprender—si hacemos correctamente nuestra labor.
Les deseo lo mejor de lo mejor,
Ann McClain Terrell
Current president of NAEYC (National Association for the Education of Young Children)