El tema de este número, «Dar la bienvenida a las familias, conocerlas y aprender de ellas», me resulta muy significativo. Los artículos dan vida a las recomendaciones para establecer colaboraciones recíprocas con las familias y honrar las culturas, los idiomas y los valores de las familias que se describen en la declaración de posición de NAEYC sobre las prácticas apropiadas para el desarrollo (DAP).

Como les conté en mi primera columna, nací en el este de Chicago, Indiana, rodeada de una familia mexicano-estadounidense grande y afectuosa. Mi cultura es un entramado de todas las celebraciones y tradiciones de nuestra familia. Al comienzo de cada año escolar, los maestros de mis hijos preguntan qué tradiciones celebramos y cómo podemos llevar esas tradiciones y nuestra cultura al salón de clase. Es muy importante que mis hijos se sientan representados en sus aulas y que sus compañeros y educadores reconozcan y honren quiénes son, de dónde vienen y lo que nuestra familia conoce, experimenta y celebra.

Como presidenta de NAEYC, tengo el compromiso de promover una atención y educación de la primera infancia que sea accesible, asequible y de calidad para todos los niños, que honre y valore quiénes son. Una educación de la primera infancia de calidad contempla entablar lazos sólidos e inclusivos con las familias. La creación de entornos en los que todos los niños se sientan bienvenidos y tengan un sentido de pertenencia es esencial para su educación. Para crear estos entornos hace falta generar sólidas colaboraciones con las familias y procurar que todos los niños y sus familias estén representados en los libros y otros materiales que se encuentran en los entornos de la primera infancia.

Al leer este número pensé en mis contextos y objetivos personales como presidenta de NAEYC. El sentido de pertenencia, la capacidad de iniciativa y el propósito de los niños están profundamente conectados con su aprendizaje, por lo que la declaración de posición DAP incluye un principio que dice: «Los planes de estudio y los métodos de enseñanza se construyen a partir de los recursos de cada niño conectando sus experiencias en la escuela o entorno educativo con el entorno de su hogar o su comunidad».

Extraído de los textos de investigación, este principio subraya que, para fomentar el sentido de pertenencia, hace falta generar la seguridad tanto física como psicológica para los niños. Cuando los niños ven conexiones con sus contextos familiares y comunitarios, reciben una poderosa señal de que están seguros en el espacio de la primera infancia. Por el contrario, cuando hay pocos indicios de esta conexión, la seguridad psicológica de los niños corre riesgo. Los niños necesitan verse reflejados en el aula y en el programa y tener experiencias educativas que reconozcan y validen su cultura y su lengua. En los entornos de aprendizaje óptimos, todos los niños y las familias tienen un sentido de pertenencia; hay un lugar para todos.

También recordé cómo, en las declaraciones de posición de NAEYC, el contenido y la comunidad tienen un carácter práctico y ambicioso a la vez. Si bien gran parte del contenido de este número describe a educadores reales dedicados a la generación de colaboraciones extraordinarias y equitativas con las familias, hay muchos educadores que trabajan para dar lo mejor de sí en ámbitos donde las directivas del estado o el distrito resultan confusas, o donde la financiación es incierta y los recursos son limitados. Para algunos educadores, la colaboración con las familias y llegar a conocerlas en distintos contextos puede ser algo nuevo. Estos contextos específicos son importantes.

Como presidenta de NAEYC, quiero escuchar la opinión de los educadores e impulsar los recursos que consideran útiles y eficaces. Y eso significa impulsar las declaraciones de posición de NAEYC y otros recursos, así como alentar a la amplia variedad de educadores y contextos que forman parte de la comunidad de NAEYC.

Una rápida búsqueda en HELLO, la plataforma de NAEYC para los foros de interés y las comunidades en línea (Hello.naeyc.org), demuestra que los miembros de NAEYC están profundamente interesados en colaborar con las familias y apoyarlas de manera equitativa. Los educadores se preguntan y responden unos a otros sobre temas como las diferencias entre la participación familiar y el compromiso familiar; la recopilación de encuestas familiares; el apoyo a las familias que no tienen un hogar; la adaptación de materiales para reflejar a las familias y los niños de acogida, las familias LGBTQIA+, las familias con niños pequeños y mucho más. HELLO es un magnífico recurso que los miembros de NAEYC pueden utilizar para transitar los contextos muy específicos en los que enseñan.

Young Children es una publicación muy leída por los miembros de NAEYC, por educadores en una variedad de entornos educativos de los Estados Unidos y otros lugares, y por los profesores y estudiantes de educación superior. Da vida a las ideas de las declaraciones de posición de NAEYC, como en este número sobre las muchas maneras de colaborar con las familias. Si busca más ideas o quiere hablar de sus propios contextos particulares, como miembro de NAEYC, puede recurrir a la comunidad y los recursos de NAEYC para hacer sus preguntas y enviar sus ideas. Mi esperanza es que, en su conjunto, el contenido, la tarea de promoción y la comunidad de NAEYC le ofrezcan oportunidades para la autorreflexión y la acción mientras piensa en sus propios contextos y comunidades y se esfuerza por crear entornos en los que cada niño y cada familia sientan que pueden pertenecer y prosperar.

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