Formar conexiones. La obligación profesional de valorar a familias
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Si lo hemos dicho una vez, lo hemos dichos mil veces: las familias son los primeros y más importantes maestros de sus niños. Pero la última vez que pronuncié esta frase era la primera vez en mucho tiempo que me detuve para pensar en sus implicaciones. Si los padres y madres son maestros, ¿cómo hemos de distinguir el papel instructivo de los educadores de los niños pequeños, especialmente en vista de la idea equivocada, duradera y generalizada, que no necesitan más que empatía y experiencia para ser eficaces?
Mientras avanzamos por el diálogo de Power to the Profession (Revalorizar la Profesión) para crear un campo de práctica profesional para los educadores infantiles como una profesión bien respetada y bien compensada, creo que debemos afirmar claramente que el reconocimiento de las familias como los expertos en sus niños y el apoyo que les damos en su papel como los “primeros y más importantes” maestros de sus niños no minan las responsabilidades profesionales de los educadores infantiles. Al contrario, enfatiza la amplitud y la profundidad del conocimiento profesional que necesitan los educadores infantiles para llevar a cabo sus responsabilidades formales a fin de apoyar completamente el desarrollo cognitivo, social y emocional, físico, lingüístico y de lectoescritura de cada niño. Los educadores de la primera infancia pueden cumplir estas responsabilidades profesionales solamente recurriendo al conocimiento y la pericia que tienen las familias acerca de sus niños individuales. Para los educadores, la combinación del conocimiento profesional y el conocimiento que cosechan de las familias es esencial para usar la práctica apropiada para el desarrollo—la cual, por definición, debe ser cultural y lingüísticamente apropiada también—y para enriquecer las relaciones continuas entre maestros, niños y familias.
Mientras nos esforzamos por levantar esta profesión, lo debemos hacer de una manera que eleve el conocimiento y las habilidades de familias y comunidades. Los educadores de niños pequeños tienen la obligación profesional y ética de desarrollar relaciones con todas las familias y comunidades a quienes sirven, incluso las que no comparten sus culturas, lenguas o experiencias. Esto requiere, entre otras cosas, que los educadores busquen información sobre y valoren las experiencias familiares y perspectivas comunitarias, y que incorporen activamente estos fondos de conocimiento al currículo y al aula; que respeten, aprendan, comprendan y abracen las culturas y comunidades de las familias; y que colaboren con familias y comunidades en el desarrollo y aprendizaje saludable de sus niños.
Sin embargo, aunque tengan la obligación de actuar así, muchos están muy poco preparados para hacerlo. Mediante la extracción de los datos ricos que recopilamos vía la acreditación de programas de aprendizaje infantil y de educación superior, hemos llegado a comprender que los estándares de NAEYC que se relacionan con las relaciones eficaces con familias y comunidades se hallan frecuentemente entre los más difíciles de alcanzar para individuos y programas; esto es particularmente cierto en contextos de mucha diversidad cultural, racial y/o lingüística. Aunque la gran mayoría de los educadores tal vez digan que sinceramente valoran a las familias y quieren colaborar con ellas, puede ser difícil poner en la práctica nuestros valores, especialmente cuando lidiamos con las restricciones de prioridades conflictivas, tiempo limitado, escasos recursos—y nuestras propias predisposiciones.
Vivimos en un mundo en que nuestras divisiones eclipsan a veces lo que tenemos en común. Pero los educadores infantiles profesionales tenemos la responsabilidad de honrar el papel de las familias, aún cuando no comprendemos sus viajes ni estamos de acuerdo con sus perspectivas políticas. Como sabemos los educadores de niños pequeños, el trabajo comienza con las relaciones. Por medio de un proyecto desarrollado en la Universidad Estatal de San Francisco, por ejemplo, algunos educadores del campo de la primera infancia han estado ayudando a niños a escribir e ilustrar las historias personales de sus familias y comunidades como modo de crear relaciones significativas y basadas en la comprensión. Estas cuestiones y este trabajo son complejos, pero desafiaría yo a cualquiera a que leyera estas historias sin ver las maneras de que los educadores, los niños y las familias estaban todos a la altura del desafío de construir un puente sobre una división.
A veces esta división es vasta. No olvidaré nunca la llamada que recibí en 2010 de la directora de un centro en Arizona que servía a bebés, niños pequeños y preescolares. Era durante la intensa tormenta política que se despertó cuando los funcionarios elegidos de Arizona aprobaron la Propuesta de ley 1070 del Senado—en aquel momento, la medida antiinmigración más estricta que jamás se había promulgado. Yo y mis colegas de todo el campo infantil de Arizona oponían política y apasionadamente la medida, pero nuestra lucha no era para nada tan difícil como la que enfrentaba a esta directora en particular. Según su relato, la mitad de los padres y madres de los niños pequeños pertenecían a una organización que patrocinaba los valores de la supremacía blanca; la otra mitad de los padres y madres eran inmigrantes mexicanos. Todos vivían en cercana proximidad en una comunidad por la frontera entre Arizona y California. Entonces hablamos: ¿qué tipo de puente se puede construir en estas circunstancias? ¿Cómo se puede celebrar las reuniones familiares? ¿Coordinar los padres y madres voluntarios? ¿Navegar las conversaciones en la mesa del almuerzo que están imbuidas de las ideologías y perspectivas que oyen los niños en la mesa de la cena?
Las conversaciones como esta son complejas, sin repuestas fáciles ni arreglos rápidos. Pero las conversaciones exigen y merecen nuestro tiempo y nuestra atención, intención y mejor consideración. Este trabajo no es para hacerse como algo extra, a la carrera o después de los hechos. El liderazgo, la teoría, el conocimiento pedagógico y la experiencia práctica que se necesita para navegar estas situaciones requieren que seamos firmes, repasemos nuestros documentos de guía y tengamos conversaciones continuas con familias, miembros de la comunidad, mentores, entrenadores, investigadores, administradores de programas y maestros.
La complejidad también recalca la realidad que los educadores de la primera infancia necesitan empatía, experiencia y mucho más. Necesitan saber, como profesionales, cómo tomar la iniciativa al trabajar con familias que, por una variedad de razones, quizás no interactúen fácilmente con maestros o programas. Necesitan saber cómo dejar atrás las formas tradicionales de comunicación unidireccional con los padres y madres para avanzar a un proceso más intencional, significativo y compartido de participación y empoderamiento familiar. Necesitan saber cómo evaluar y mejorar, precisa y claramente, sus propios esfuerzos por reducir el prejuicio y avanzar la equidad en sus aulas y hogares. Al aumentar su conocimiento y sus aptitudes y competencias mediante la adquisición de un título postsecundario, los educadores infantiles estarán cada vez más preparados para cumplir las obligaciones profesionales y éticas de su campo de práctica escogido. Y cuando estén cada vez más preparados para el puesto, los niños con quienes trabajan estarán cada vez más preparados para la escuela y por consiguiente nuestro país estará cada vez más preparado para el futuro.
NAEYC, como asociación profesional para educadores de niños pequeños, está aquí para ayudar. Mantenemos y seguimos desarrollando recursos para ayudar a usted a navegar su mundo como experto, líder y estudiante de por vida. Pase por favor algo de tiempo en NAEYC.org y asegúrese de explorar los siguientes documentos:
- El Código de Conducta Ética y Declaración de Compromiso de NAEYC
- NAEYC Standards for Early Childhood Professional Preparation (Estándares de NAEYC para la Preparación del Profesional en el Campo de la Primera Infancia)
- NAEYC Early Learning Program Accreditation Standards and Assessment Items (Estándares y Elementos de Evaluación para la Acreditación NAEYC de Programas de Aprendizaje Infantil)
- BORRADOR de la Declaración de Posición de NAEYC: Promover la equidad y la diversidad en la educación de la primera infancia
Para encontrar a colegas por todo el país que se están familiarizando o ya están familiarizados con estos documentos de guía, y que hacen frente a experiencias del mundo real y similares a o diferentes de las de usted, lo animo a postear preguntas, compartir sus percepciones y participar en las conversaciones en HELLO, nuestra plataforma comunitaria en línea (hello.naeyc.org). Sabemos que con cada conversación vendrá un poco más de comprensión para ayudarnos a estar más preparados para liderar con niños y poner su desarrollo sano al centro de todo lo que hacemos.
Es la responsabilidad profesional de los educadores de la primera infancia honrar y reforzar el papel vital de las familias en el fomento del aprendizaje de sus niños y en la formación de sus experiencias cotidianas. Esto significa poner en duda suposiciones, crear espacios colaborativos, escuchar y aprender, buscar comprensiones y abrazar el poder que contribuyen las familias a la comunidad de aprendizaje de usted, justo como abrazamos y agradecemos el poder que contribuye usted a la nuestra.
La declaración de NAEYC sobre #FamiliesBelongTogether
Los hallazgos de la investigación son claros, igual que los valores centrales de NAEYC: tenemos la obligación de fortalecer los lazos entre todos los niños y sus familias. Cuando a la fuerza se estaba separando a niños de sus padres y madres en la frontera entre los Estados Unidos y México, nos basamos en ambos criterios para declarar públicamente nuestra oposición a aquella medida—y se reunió a nosotros una efusión de apoyo de nuestros miembros, socios y aliados.
Esta enorme respuesta se hizo parte de la razón por la cual se terminó la práctica de separar a familias. Aun así, a los niños se les sigue amenazando de peligro, y por eso seguimos abogando por un enfoque urgente y continuo, tanto en los niños que quedaron separados como en una solución que no incluya el encarcelamiento infantil.
Como miembro activo de la campaña Protecting Immigrant Families (La Protección de Familias Inmigrantes), reconocemos el poder de nuestras voces individuales y colectivas. Seguiremos actuando para abordar este asunto y las muchas cuestiones y oportunidades más en relación con niños, familias y educadores, hoy y todos los días.
Lea las últimas noticias de NAEYC sobre este problema en NAEYC.org/FamiliesBelongTogether.
FotografÍa: © Getty Images
Rhian Evans Allvin is the chief executive officer of NAEYC. She is responsible for guiding the strategic direction of the organization as well as overseeing daily operations. Before joining NAEYC, Evans Allvin was a guiding force in Arizona’s early childhood movement for more than 15 years, including serving as CEO of Arizona's First Things First.