Promoción del aprendizaje científico de los niños paso a paso
A Felicia le gusta hacer actividades de ciencia con sus alumnos preescolares, pero no siempre se siente con confianza con respecto a lo que enseña o cómo lo enseña. Los estándares estatales que utiliza como guía se han corregido y actualizado, pero algunos conceptos (unidad y diversidad de la vida; energía, fuerzas y movimiento) parecen sofisticados para esta edad. Además, los niños no siempre muestran interés en los experimentos científicos que utiliza para enseñar conceptos importantes. A veces, simplemente hacen un gesto de no saber la respuesta cuando les pregunta sus predicciones o prefieren que haga las actividades en vez de ellos. Por otro lado, siempre les gusta mucho cuando utiliza objetos simples que pueden explorar por sí mismos, como imanes y varios objetos pequeños, molduras curvas y canicas, o una cubeta de hielo con cucharas y recipientes. Felicia quisiera encontrar lecciones más interesantes que correspondan con los estándares estatales y que no requieran materiales especiales o mucho tiempo de preparación. Sobre todo, quisiera sentirse más cómoda y con confianza al enseñar ciencias y responder las preguntas de los niños de tal manera que las entiendan.
En primer lugar, Felicia debe saber que no es la única. Dos estudios recientes, uno dedicado a los maestros de preescolar y otro a padres con hijos de 3 a 6 años, indican que muchos adultos no tienen confianza al momento de apoyar el aprendizaje de ciencias de los niños. En particular, se preguntan qué tipo de ciencia deberían aprender, cómo responder sus dudas al respecto y cómo contribuir a su aprendizaje con materiales cotidianos.
A continuación, presentamos 5 ideas de ambos estudios que ayudarán a los educadores de preescolar a facilitar el aprendizaje de ciencias en el salón de clases y a comunicarse con las familias con respecto a cómo también pueden contribuir en casa.
1. Darles oportunidades para sacar a los científicos que llevan dentro.
Todos los adultos que trabajan con niños o que tienen hijos saben que son curiosos por naturaleza y que sienten la obligación de explorar el mundo que los rodea utilizando todos sus sentidos. Aunque esperamos y queremos que sean así, no reconocemos la importancia de la curiosidad en el aprendizaje. La curiosidad motiva a los niños a aprender y a intentar nuevas cosas, y es una actitud científica fundamental. Lo más importante que pueden hacer los adultos para promover el aprendizaje es fomentar su curiosidad. Esto significa crear entornos seguros para mentes curiosas: proporcionar objetos, materiales, seres vivos y experiencias que respondan a sus intereses, y que contribuyan a que exploren incluso si eso implica desorden, ruido o algo inadecuado. Neil deGrasse Tyson, astrofísico y director de Hayden Planetarium, lo explica mejor en su video “Let Kids Be Kids” (Dejen a los niños ser niños). Aunque permitir que rompan huevos en la cocina puede ser una exageración, hay que tratar de fomentar más su capacidad de exploración motivada por la curiosidad.
2. Escuchar y reconocer sus preguntas e ideas sobre ciencia.
Como adultos, tendemos a querer explicarles conceptos incluso cuando ni siquiera estamos seguros de las respuestas. Consideren responder a algunas de las preguntas de los niños (¿Cómo llueve? ¿Por qué las aves cantan? ¿De dónde provienen las nubes?) al preguntarles qué piensan. No teman decir que no saben la respuesta. Podrían hacer un poco de investigación juntos en un libro o en línea. Pero lo más importante es “escuchar” las preguntas que los niños no expresan con palabras. Sus acciones, como excavar en la tierra, llenar y verter agua entre recipientes de distintos tamaños o empujar una fila de autos de juguete, nos dan indicios de lo que están preguntando: ¿Hay algo viviendo en la tierra? ¿Por qué el agua llena algunos recipientes y se derrama en otros? ¿Cómo puedo lograr que todos los autos se muevan juntos en una fila recta? Estas preguntas suelen permitir que dirijan la investigación y el diálogo con más facilidad que las preguntas de forma verbal.
3. Cambiar el enfoque de explicar conceptos a facilitar la indagación en ciencias.
Al explorar de forma temprana, los niños entran en contacto con los conceptos científicos importantes de manera natural. Por ejemplo, cuando juegan con bloques, agua y plastilina, se les presenta el concepto de ciencia física de que las propiedades de los objetos y materiales (suaves, duros, blandos, pegajosos) pueden observarse y describirse. Cuando mezclan distintos colores de pinturas o investigan cubos de hielo, comienzan a pensar y aprender cómo los materiales pueden cambiar cuando se mezclan, calientan o enfrían. En lugar de explicar estos conceptos mediante libros o experimentos que guíen a los niños a un resultado en particular (por ejemplo, medir cantidades específicas de agua y harina para hacer “masa de nubes”), intenten darles materiales (un tazón de harina y agua, y una cuchara) y ver lo que hacen con ellos. A medida que trabajan, pregunten qué están haciendo (¡Agregaste más harina a la mezcla!), qué están observando (¿Cómo cambió la mezcla después de eso?) y en qué están pensando (¿Por qué creen que sucedió eso?).
4. Aprovechar el potencial de los materiales y experiencias de la vida cotidiana para hacer ciencia.
Como adultos, a veces pensamos que hacer y aprender ciencia requiere equipo, kits o herramientas especializados, como lentes de seguridad y tubos de ensayo. No reconocemos el potencial que materiales cotidianos, como bloques y el agua, nos ofrecen para hacer indagación en ciencias y aprender. Cuando los niños crean estructuras con distintos tipos de bloques y materiales de construcción, por ejemplo, tienen la experiencia de ver cómo las propiedades de los bloques (tamaño, forma, peso, textura, dureza) contribuyen a la resistencia y estabilidad de sus estructuras. Cuando crean distintos tipos de estructuras, como torres, graneros y castillos, ven cómo las fuerzas (gravedad, compresión, tensión) influyen en si se mantienen en pie o se derrumban. Podemos facilitar este aprendizaje incentivándolos a dibujar sus construcciones; medir y comparar distintas estructuras; y comentar lo que hicieron, cómo lo hicieron y por qué lo hicieron de esa manera. Y, en general, debemos tomar nota de los tipos de juego que les llaman la atención. Si están involucrados y son constantes, es probable que esa actividad permita aprender ciencias.
5. Buscar recursos de ciencias y STEM de gran calidad.
Existe infinidad de recursos en línea que se promocionan como actividades y materiales de ciencias y STEM. Puede ser difícil evaluarlos. Busquen recursos de calidad que hayan sido revisados por educadores e investigadores de preescolar, como aquellos de los sitios de El mundo divertido de Peep para educadores, padres y niños, y los recursos multimedia más recientes de PBS Ready to Learn para niños. Otro recurso valioso es la declaración de posición de la National Science Teachers Association (NSTA) sobre la educación preescolar en ciencias (avalado por la NAEYC). La NSTA también cuenta con un sitio dedicado a recursos de ciencias para padres. El Early Childhood Science Interest Forum (ECSIF) de la NAEYC consiste en un grupo diverso de apasionados educadores de ciencias que están a disposición para debatir sobre cualquier tema relacionado con la ciencia en la primera infancia con otros padres y educadores. Puede consultarse la información de contacto aquí. Para saber cómo unirse a un foro a través de un perfil de miembro de la NAEYC, puede consultarse la página de asistencia HELLO.
A medida que avanzamos en el siglo XXI, la educación en ciencias de calidad para todos los niños es una prioridad nacional en aumento. Hoy en día, los preescolares necesitan dominar la ciencia y la tecnología para ser capaces de asumir trabajos técnicos y las carreras profesionales del futuro, así como tomar decisiones fundamentadas sobre temas personales y mundiales relacionados con la ciencia. Al ampliar sus conocimientos, habilidades y confianza en la enseñanza de la ciencia un paso a la vez, los educadores de preescolar contarán con las herramientas para promover un aprendizaje de calidad en el salón de clases y también apoyar las experiencias de las familias con la ciencia en casa.
La traducción de este documento ha sido elaborado en el marco de un acuerdo cooperativo (PR/Award no. U295A150003, CFDA Nº 84.295A) del Departamento de Educación de Estados Unidos. No obstante, este contenido no representa necesariamente la política del Departamento de Educación, y usted no debe asumir el aval por parte del Gobierno Federal.
Alexandra Adair is a member of the EDC/SRI research team working on the CPB/PBS Ready to Learn Initiative, which is funded through the US Department of Education.
Cindy Hoisington is an early childhood and elementary science specialist and a project director at Education Development Center.