En sus marcas, listos, aprendan! Vamos a la luna
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Sam corrió por el patio de recreo y gritó, “¡tengo un sable láser así que nadie puede atraparme!”
“Mi sable láser es grande. No puedes atraparme," Jason responde.
Fue el comienzo de un nuevo día escolar y de otra ronda de juegos de la Guerra de las galaxias, entre un grupo de niños de 4 y 5 años en mi clase de preescolar. Algunos niños blandían sus espadas láser invisibles y otros corrían por ellas. Todos los días jugaban básicamente a lo mismo, mostraban poco interés por las experiencias artísticas, exploraciones científicas o los juegos matemáticos.
Tim, el maestro adjunto y yo queríamos ampliar este entusiasmo por la Guerra de las galaxias a un juego más creativo y a oportunidades de aprendizaje. Durante nuestra sesión de lluvias de ideas, Tim sugirió que iniciáramos una misión a la luna. Los niños podrían ser astronautas, y aprender sobre los viajes espaciales a la luna. Me entusiasmo las posibilidades de resolución de problemas y de la creación de un enriquecedor plan de estudios basado en esta idea.
Presentación de la Luna
Recopilamos información útil para un viaje a la biblioteca y en el sitio web de la NASA, www.nasa.gov. Pensamos que podríamos utilizar cajas de cartón para construir naves espaciales, pedí a las familias cajas de cereal, a los supermercados locales bolsas de papel y cajas de cartón grandes.
En el círculo didáctico de convivencia, unos días más tarde, bajé las luces para que pareciera de noche. Le dije a la clase, "el maestro Tim y yo sabemos que a mucha gente le encantan las películas de la Guerra de las galaxias. Esas son historias ficticias. ¿Sabes que personas reales llamadas astronautas fueron al espacio exterior en naves espaciales reales hasta llegar a la Luna real? Voy a leerte una historia sobre un viaje a la Luna”.
Los niños estuvieron fascinados por la historia del primer alunizaje: One Giant Leap de Roberto Burleigh. Al final del cuento les dije, "tienen una imaginación poderosa. Creo que podrían convertirse en astronautas y fingir que viajan a la Luna. ¿Qué creen que necesitarían para ser astronautas?”
Los niños casi se lanzaron al suelo y agitaban las manos.
“Necesitamos cohetes”.
“Cascos”.
“Comida”.
Así comenzó nuestra misión a la luna.
Conexión con el plan de estudios
El lanzamiento al espacio exterior se convirtió en el centro de todo el plan de estudios, durante varias semanas. Ofreció oportunidades para conectar la ciencia, matemáticas, alfabetización, el lenguaje, arte y teatro. Leímos libros y discutimos partes de una misión espacial. Los niños construyeron una nave espacial gigante con grandes cajas de cartón y fingieron que viajaban a la luna y más allá. El control de la misión consistía en viejos teléfonos, teclados obsoletos de ordenador, auriculares y otros equipos hechos con tapas de botes de leche, colocados sobre una mesa. Los niños hicieron mochilas propulsoras con cajas de cereal, cascos espaciales con bolsas de papel y naves más pequeñas con tubos de papel de cocina y de envolver. Los niños se convirtieron en astronautas.
Lo mejor de todo es, que las exploraciones gustaron a todos los niños de la clase, no solo al público fan de la Guerra de las galaxias. El sentido de la aventura de volar al espacio inspiró la imaginación y la cooperación.
Algunos maestros de la primera infancia creen que el espacio exterior puede ser demasiado abstracto y remoto para los niños pequeños. Sin embargo, descubrimos exploraciones prácticas muy apropiadas para la edad que ayudaron a los preescolares a aprender sobre nuestro vecino más cercano en el espacio mientras satisfacían su deseo de ser grandes y poderosos.
Literatura y juego dramático
Durante el círculo didáctico de convivencia, Tim y yo leímos en voz alta libros que inspiraron debates sobre lo que los niños necesitarían para llegar a la Luna. Representamos la historia dramática “An Adventure in Space”, por los músicos Greg y Steve.
Los niños hicieron una lluvia de ideas sobre las diferentes aventuras que podrían vivir.
“Podríamos ver extraterrestres”.
“Podríamos quedarnos sin gasolina”.
“Podríamos estrellarnos”.
Después, sentados en su nave espacial y en el control de la misión, los niños probaron sus ideas.
“Compruebe los controles de mando”.
“3-2-1... ¡Despegue!”
“Emergencia. Emergencia. Vamos a estrellarnos.”
“¡Gira el volante!”
Matemáticas y ciencias
Comida para astronautas. Después de leer los libros y la información del sitio web de la NASA (www.spaceflight.nasa.gov/living/spacefood/ind.ex.html), los niños querían probar a comer de la misma manera que lo hacen los astronautas: sin la fuerza de gravedad para mantener la comida en los platos y las bebidas en las tazas. Midieron y mezclaron Tang, una bebida en polvo sabor naranja, que se hizo popular cuando los astronautas la llevaron al espacio en 1965. Comieron puré de manzana de forma similar a como lo hizo el astronauta John Glenn en 1962.
Salto del astronauta. Las matemáticas cobraron vida cuando los niños midieron la altura a la que pueden saltar en la Tierra y aprendieron la altura que tendrían en la luna. La luna tiene menos fuerza de gravedad que la Tierra porque es más pequeña. Se puede saltar 6 veces más alto en la luna que en la Tierra. Aunque los niños de preescolar no comprendan del todo la gravedad, entienden más y menos que la luna es diferente en muchos aspectos a la Tierra.
Hemos creado un sencillo soporte de salto de altura al colocar 2 pequeños bloques de unidades rectangulares a 91.4 cm (una yarda) de distancia y una vara de medir sobre ellos. Los niños se turnaron para saltar esta primera altura. Si se les caía la vara de medir de los bloques, ayudaban a ponerla en su sitio y se dirigían al final de la fila para dar otra vuelta. En la siguiente ronda, los niños decidían si querían subir a la barra y añadían un bloque a un lado o si querían mantenerla a la misma altura que antes. Utilizaron una segunda vara para medir la altura que saltaban (en pulgadas). A continuación, apilamos varios bloques unitarios para mostrar la altura que tendría un salto de luna. Un salto de 4 bloques de altura se convirtió en una pila de 24 bloques. ¡A los niños les encantó contar 24 bloques!
Exploraciones de cráteres. Mostramos fotos de la superficie de la Luna a los niños. Presentamos la palabra cráter, a un agujero en forma de cuenco que se crea cuando un trozo de roca procedente del espacio choca con una luna o un planeta. Invitamos a los niños a explorar cómo se crean los cráteres con polvo lunar falso. (La arena húmeda funciona). Proporcionamos varias pelotas de distintos pesos y tamaños (canicas, ping pong, golf, tenis, béisbol y espuma), y varias tapas redondas (como las de los botes de leche y os envases de yogurt) para medir por comparación.
Puse más de 4 pulgadas (10 cm) de polvo de luna en una bañera grande e invité a los niños a predecir lo que ocurriría si dejaban caer una pelota desde la altura del hombro sin lanzarla o empujarla. ¿Saldría el polvo volando? ¿Sería el tamaño del cráter tan grande como la tapa de un yogur o más pequeño? Después de dejar caer la pelota y observar el tamaño de cráter, alisaron el polvo con un depresor de lengua. Continuamos la exploración al dejar caer objetos de diferentes tamaños y pesos desde diferentes alturas. Los niños hicieron dibujos y dieron sus observaciones sobre la relación entre el tamaño y el peso de la pelota y el tamaño y la profundidad del cráter.
Arte y ciencias
Dibujo de un astronauta. Para ayudar a los niños a imaginar cómo se sentiría trabajar dentro de una pequeña nave espacial sin gravedad, podemos desafiarlos a trabajar en posiciones inusuales. Pegamos papel de dibujo en la parte inferior de las mesas, para que los niños pudieran hacer dibujos mientras estaban de espaldas en el suelo.
Pintura gravitacional. Esta exuberante (pero sucia) experiencia utiliza 6 calcetines viejos rellenos de arena para hacer rocas espaciales. Los niños sumergieron las rocas espaciales en una mezcla de pintura al temple, almidón y jabón líquido (esta mezcla prolonga la pintura y facilita el lavado de la ropa). Luego los sostuvieron sobre una larga hoja de papel. Hice hincapié en que la gravedad haría el trabajo. Los niños soltaron los calcetines para ver qué pasaba. ¡Salpicó!
Artes del lenguaje
Contar historias. A los niños que rara vez venían a la mesa de escritura, les encantaba hacer dibujos de naves espaciales y dictar historias de aventuras espaciales. Utilicé los siguientes iniciadores de cuentos: ¿A dónde te gustaría viajar en el espacio? ¿Cómo crees que sería vivir en la Luna? ¿Qué verías en un viaje a la Luna? Un adulto escribía las historias de los niños y yo las leía en voz alta a la hora del cuento.
Conclusión
Celebramos la conclusión de nuestra misión a la Luna con la representación del primer paseo lunar. Los niños convirtieron el cajón de arena en una maqueta de la luna, con cráteres. Llevaron sus mochilas propulsoras y cascos espaciales. Se turnaron para caminar sobre la luna, plantar la bandera estadounidense, y decir, “Es un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”.
Estamos listos para nuevas aventuras de aprendizaje. ¡Al infinito y más allá!
La traducción de este documento ha sido elaborado en el marco de un acuerdo cooperativo (PR/Award no. U295A150003, CFDA Nº 84.295A) del Departamento de Educación de Estados Unidos. No obstante, este contenido no representa necesariamente la política del Departamento de Educación, y usted no debe asumir el aval por parte del Gobierno Federal.