De nuestra presidenta. Sueños aplazados o sueños preferidos: Reimaginar la educación de la primera infancia para nosotros y para los niños
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Tonia: ¿Qué quieres cuando seas grande?
Isaiah (4 años): Conductor de camiones monstruo.
Frederick (6 años): Cirujano.
Zoe (8 años): Profesora, pero alguien que trabaja con animales.
Hace poco, estaba moderando una reunión con profesionales y defensores de la educación de la primera infancia e hice la pregunta para romper el hielo: “Cuando eras pequeño/a, ¿qué querías ser de grande?”. Las respuestas fueron de voluntario de hospital a bailarina de apoyo o peluquera. Una participante respondió entre lágrimas que ella era exactamente lo que quería ser: educadora de la primera infancia.
Como pregunté en mi última columna titulada “¿Quién eres?”. Cuando tenías 4, 6 u 8 años, como mis hijos en el diálogo anterior, ¿qué querías ser de grande? ¿Querías ser educador/a de la primera infancia? ¿Cómo llegaste hasta aquí? También pregunté: “¿Por qué estás aquí?”. Son preguntas importantes porque, en algunos casos, nosotros mismos elegimos tomar el camino de la educación de la primera infancia. En otros casos, este camino pueden haberlo decidido otras personas por nosotros, y hemos crecido allí donde nos han plantado.
A la hora de reflexionar acerca de cómo has llegado a esta profesión, piensa en tu trayectoria y tus experiencias educativas. ¿En qué tipos de instituciones estudiaste y te formaste como educador/a? Sabiendo lo que sabes ahora sobre la profesión de la primera infancia, ¿cómo calificarías la calidad de estas experiencias y entornos? ¿Qué fue beneficioso para tu crecimiento y qué representó un obstáculo? ¿Cómo se relacionan tus experiencias con las aspiraciones que tenías de niño/a? ¿Estás aquí gracias a un sueño preferido o a un sueño aplazado? ¿Y de qué manera tu trayectoria educativa y profesional representa la equidad o falta de equidad en la educación de la primera infancia?
Esta no es la primera vez que formulo estas preguntas. Como formadora de maestros/as, trabajo y establezco vínculos con docentes de educación de la primera infancia que están siguiendo una carrera de estudios de cuatro años, una acreditación en educación especial de preescolar y una certificación en educación del nacimiento a jardín de infantes. Muchas de estas personas son mujeres negras y estudiantes universitarios de primera generación. Muchas de ellas se han visto afectadas por determinantes sociales de la salud, como la falta de acceso a una educación equitativa y de calidad, a una atención médica de calidad y asequible, a una vivienda segura y asequible y la seguridad económica y alimentaria. Muchas de estas personas también se han visto afectadas por el racismo sistémico e institucional. Cuando les pregunto quiénes son y por qué están aquí, algunas de ellas me cuentan que empezaron en la educación de la primera infancia porque podían trabajar sin tener un título de preparatoria. Otras consideran que es una carrera accesible y centrada en la comunidad, que les permite desarrollarse con la profesión. En otros casos, conocen a un amigo, pariente o hijo que asiste a un programa de educación temprana, por lo que considerar hacer una carrera profesional a nivel local era la decisión más factible para ellos. Para aproximadamente el 20% de estas personas, ser profesional de la primera infancia es su sueño preferido.
Independientemente del motivo por el que nuestros candidatos a maestros y maestras de la Universidad estatal de Georgia entraron en la profesión, todos ellos han encontrado su espacio y su pertenencia en la educación de la primera infancia. Reconocen que pueden desarrollarse como profesionales y se comprometen a cultivar las aptitudes y los conocimientos necesarios para crear experiencias educativas equitativas y de alta calidad para los niños pequeños. Sin embargo, es importante señalar que estos educadores pueden mejorar sus conocimientos y prácticas gracias a los esfuerzos intencionados de nuestro programa de formación de educadores por buscar financiación externa y estatal que elimine las barreras financieras para ellos. Imagina a sus compañeros que tienen el mismo entusiasmo y ganas de aprender y de convertirse en mejores educadores y líderes, pero que no pueden afrontar el gasto o despejar el camino para alcanzar el progreso educativo y profesional. ¿Se trata de algo equitativo?
Tengamos en cuenta también que, incluso cuando empezamos a trabajar en la profesión de la primera infancia, nuestros sueños de mejorar (tanto en lo personal como en lo profesional) pueden verse aplazados. Mientras reflexionas sobre tu trabajo, pregúntate:
- ¿He elegido el camino y el espacio en el que me encuentro ahora?
- ¿A qué aspiro y qué deseo ser en la educación de la primera infancia?
- ¿Cuáles son los apoyos y los obstáculos que me impiden alcanzar mi sueño preferido?
Por último, pregunto: “¿Estamos preparados?”. ¿Estamos dispuestos a considerar formas de apoyarnos a nosotros mismos y a nuestros colegas para alcanzar los sueños preferidos en el sector educativo de la primera infancia? ¿Cuáles son los obstáculos que debemos superar y las oportunidades que debemos aprovechar? ¿De qué manera creamos espacios para los niños que sean tanto accesibles como de calidad? Debemos analizar cómo podemos brindarles a los niños, sobre todo a los que han sido marginados, las oportunidades de triunfar, de pertenecer e incluso de soñar (ver “Cómo ayudar a los niños a alcanzar sus sueños preferidos”).
Así que arremanguémonos, colegas de la primera infancia. ¡Es hora de hacer sonar la alarma! ¿Estamos listos para soñar? ¿Estamos preparados para ser mejores, para hacer mejor las cosas y volver a imaginar un sector de la primera infancia que sueñe a lo grande? Empecemos a soñar para poder empezar a formarnos y hacer realidad esos sueños.
Consulta Promover y adoptar la equidad y la diversidad en la educación de la primera infancia: Cómo elevar las voces y las acciones y NAEYC.org/our-work/initiatives/equity para acceder a otros recursos de NAEYC que nos permitan comenzar el viaje de nuestros sueños.
Cómo ayudar a los niños a alcanzar sus sueños preferidos
Todas las preguntas que les hago están relacionadas con la base fundamental de mi trabajo en la equidad educativa para todos y cada uno de los niños y las familias. Estudiosos de la equidad en la primera infancia, como Iheoma Iruka, Stephanie Curenton, Kerry-Ann Escayg, Gloria Swindler Boutte y Brian Wright han contribuido sus estudios e investigaciones, que indican que los niños cuyas experiencias de cuidado y educación de la primera infancia han sido de baja calidad, poco equitativas y con escasos recursos tienen menos probabilidades de acceder a oportunidades que les permitan establecer una identidad racial afirmativa y avanzar en sus logros educativos y profesionales. Esta realidad se agrava cuando los niños también se ven afectados por determinantes sociales, como la inseguridad alimentaria y de vivienda, traumas infantiles, racismo e inequidad educativa. El resultado es un sueño profesional aplazado y niños a los que no se les da la posibilidad de elegir o soñar para decidir qué quieren ser cuando sean grandes.
La infancia debería ser una época en la que todos los niños tengan la paz y la alegría de soñar. Como profesionales de la primera infancia, tenemos la oportunidad de ayudar a los niños a soñar a lo grande y crear entornos y espacios seguros para que lo hagan. Por lo tanto, me dirijo a ustedes, mis colegas de la educación de la primera infancia: ¿Proporcionan el espacio necesario para que los niños expresen su alegría, sueñen y aprendan con seguridad? ¿Proporcionan el espacio para demostrarles a los niños cuánto valoran las magníficas formas en que ellos contribuyen diariamente al aula o al programa? ¿Proporcionan un espacio para que los niños sean auténticos, para que se vean reflejados a sí mismos, a sus comunidades y a sus familias en su entorno y sientan que pertenecen a él? ¿Proporcionan experiencias de calidad accesibles a todos los niños? Estas son solo algunas de las preguntas que debemos hacernos para asegurarnos de que estamos creando oportunidades para que los niños tengan más sueños preferidos.
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Tonia R. Durden is president of the National Association for the Education of Young Children.