La descompuesta verdad: ¡Descubrir la descomposición!
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En octubre, muchos maestros de preescolar presentan temas como el cambio de estación o la época de la cosecha, y las calabazas tienden a incorporarse al plan de estudios en el salón de clases. Los niños pequeños disfrutan de experiencias sensoriales como sentir la pulpa de la calabaza y oler la calabaza recién cortada. El grupo puede analizar el ciclo de vida de la calabaza, cultivar vides de calabaza, leer libros con temas de calabaza y participar en varias actividades de aprendizaje con calabazas, desde contar semillas hasta tostarlas. Sin embargo, hay una parte importante de la historia de las calabazas que a menudo no se explora: ¿qué les sucede a las calabazas cuando se descomponen y por qué es importante la descomposición?
Antes del círculo didáctico de convivencia, se realiza la lectura independiente y Amanda, de 4 años, se sienta en una silla con un libro que ya conoce titulado Do You Know Which Ones Will Grow? (¿Sabes cuáles crecerán?). Ella comienza a “leer” en voz alta este libro divertido, predecible y con rimas, y manipula las páginas plegables e identifica correctamente las cosas que crecerán y las que no. Su maestra ha leído muchas historias para aclarar los conceptos de seres vivos e inanimados y para ayudar a los niños a entender que cuando los seres vivos mueren, comienzan a descomponerse.
Planeación de proyectos, ¡juntos!
Un día de verano, tres maestros de preescolar y un asesor de educación temprana se reunieron para redactar una unidad sobre la descomposición. Analizaron lo siguiente
- Temas científicos, como la interdependencia y la transformación
- Objetivos de aprendizaje
- Preguntas previas y posteriores al estudio
- Palabras de vocabulario
- Posibles exploraciones científicas y trayectos del proyecto
- Recursos, incluidos libros, canciones y actividades
Los tres maestros de preescolar, quienes se encontraban trabajando en diferentes programas, en colaboración con el consultor, utilizaron esta sesión de planeación para diseñar un plan de estudios específico para su propio grupo de niños y familias. A medida que desarrollaron los proyectos, los intercambios por correo electrónico ayudaron a los educadores a mantenerse en contacto y aprender más sobre la descomposición, ampliando así las oportunidades de aprendizaje para todos.
Descubrir la descomposición: toma tiempo
- “Nombra algo que esté vivo. ¿Cómo decidiste que estaba vivo?”
- “¿Cómo se sabe que algo no está vivo?”
- “¿Qué crees que sucede cuando mueren las plantas y los animales?”
- “¿Cómo ayudan las cosas muertas (plantas y animales) que se han descompuesto a los seres vivos?”
En septiembre, antes de que comenzara el estudio de calabazas, una maestra de preescolar en el primer salón de clases de un programa colaborativo de intervención temprana de Head Start y del estado, se sentó con cada niño de su salón e hizo preguntas como estas. Recibió una amplia gama de respuestas, desde “Los dinosaurios no viven porque están extintos, pero estaban vivos” hasta “Hay rocas grandes y rocas bebé, por lo que deben estar vivas”. Esto le ayudó a evaluar cuánto entendían los niños sobre el tema de los seres vivos y las cosas inanimadas. Los niños documentaron sus observaciones del proyecto de descomposición en diarios titulados “My Pumpkin Study” (Mi estudio sobre las calabazas). Los diarios incluían preguntas y respuestas previas y posteriores al estudio, objetivos de aprendizaje para el estudio e información sobre el método científico. También compartieron sus diarios con sus familias.
Actividades para aprender sobre lo que está vivo y lo inanimado
- Leer y analizar libros: introducción de vocabulario y conceptos
- Ver videos que describen lo que está vivo y lo es inanimado
- Ayudar a los niños a tomar fotografías de algo vivo y algo inanimado para sus diarios
- Invitar a las familias a ayudar a sus hijos a encontrar y traer fotos a la clase de cosas vivas y de cosas inanimadas.
Exploraciones científicas de la calabaza
Es un hermoso día de otoño y los niños están reunidos alrededor de un manzano en el jardín. Están analizando las manzanas que se cayeron al suelo y una niña comenta: “Se murió”. La maestra responde: “Sí, la manzana está muerta porque los seres vivos mueren. Y después de que una manzana muere, ¿qué empieza a suceder?” Después de una breve pausa, la niña continúa y dice: “Se pudre. ¡Mira todas las cosas que le están sucediendo!” Otro niño agrega, “Como la calabaza”, haciendo una conexión con las investigaciones en curso en el salón de clases.
¿Las calabazas se pudrirán más rápidamente cuando están adentro o afuera? ¿Qué mitad de la calabaza se pudrirá más rápido? ¿La que tiene agujeros o la que no tiene agujeros? ¿Qué pasará si plantamos las semillas de calabaza? Los niños pensaron en estas preguntas; hicieron predicciones; participaron en investigaciones, observaciones y recopilación de datos; y analizaron las conclusiones.
MISTERIOS DE LA DESCOMPOSICIÓN DE LA CALABAZA:
PREGUNTARLE A UN EXPERT
A medida que los educadores compararon las historias, analizaron los misterios de la descomposición de la calabaza: “Es el día 30 y la calabaza cortada en nuestro recipiente sellado no se está descomponiendo.” En otro salón de clases: “Cortamos una calabaza pequeña por la mitad. Le hacemos agujeros a una mitad y luego colocamos cada mitad en un frasco por separado. La mitad con agujeros se volvió blanca, nuestra calabaza 'fantasma', ¡y la otra mitad está cubierta de putrefacción negra!”
Los maestros se comunicaron con la Extensión Cooperativa de la Universidad de Maine e intercambiaron correos electrónicos con un micólogo, una persona que estudia los hongos. El micólogo compartió consideraciones que afectan el crecimiento de mohos y otros hongos
- ¿Se lavó la calabaza antes de cortarla?
- ¿El recipiente estaba limpio antes de sellarlo?
- Las herramientas que se usaron para cortar o hacer agujeros en la calabaza pueden tener diferentes tipos y cantidades de esporas de gérmenes
- ¿Se abrió el recipiente alguna vez, exponiendo la calabaza a las esporas de gérmenes en el aire?
Esta información resultó fascinante para los maestros y les ayudó a explicar y analizar mejor con los niños lo que observaban mientras las calabazas se descomponían.
Ideas erróneas de los niños sobre la ciencia
“¡Mira! La araña está tejiendo una telaraña en nuestra calabaza”. En el segundo salón de preescolar en una escuela pública, los niños ayudaron a su maestra a cortar una calabaza ahuecada en cuadros y colocaron los trozos en un recipiente con tapa. Se colocó una segunda calabaza ahuecada en una bandeja junto al recipiente para observación. Después de unas semanas, la segunda calabaza comenzó a presentar moho blanco. Los niños pensaron que el moho era una telaraña porque habían visto una araña en el salón de clases la semana anterior.
Para ayudar a los niños a probar esta teoría, los maestros organizaron un experimento nuevo. Se colocaron trozos de calabaza en un recipiente que los niños habían inspeccionado y que declararon ser a prueba de arañas. El grupo también analizó libros ilustrados como el titulado “Rotten Pumpkin: A Rotten Tale in 15 Voices”, que muestra fotografías de una calabaza en descomposición y diferentes descomponedores, incluido el moho. Estas diversas investigaciones y debates en el salón de clases dieron a los niños información y experiencias nuevas diseñadas para ayudarlos a verificar sus teorías originales y desarrollar otras nuevas.
Involucrar a las familias: ¡el museo de la descomposición!
En el tercer salón de clases, que también está en una escuela pública, Lindsay, una niña de 4 años, está comiendo galletas de queso que trajo como bocadillo. Ella levanta una y pregunta: “¿podemos poner esto en el Museo de la descomposición?” Para involucrar a las familias en su estudio, la maestra les pidió que enviaran alimentos que los niños pudieran ver descomponerse en el salón de clases. A raíz de esto, enviaron frutas, verduras, una rebanada de pastel de cumpleaños olvidado, queso y pan, entre otros, y cada artículo se colocó en un frasco o una bolsa de plástico sellada, creando exhibiciones que los niños podían observar a diario.
Los niños y sus familiares se volvieron más curiosos sobre cómo se descompone la comida e incluso meses después, continuaron enviando comida de la cual tenían curiosidad y que querían observar. Un padre pidió que se colocara algo que ya estaba en descomposición junto a algo que recién había llegado para ver si el segundo se descomponía más rápido. ¡Otra familia ayudó a su hijo a comenzar su propio museo de descomposición en casa!
Los niños hicieron dibujos de observación y predicciones sobre sus alimentos. Utilizaron herramientas científicas para llevar a cabo una observación más cercana. Además de hacer que las lupas estuvieran disponibles en el centro de ciencias, la maestra conectó una tableta o un teléfono inteligente a un proyector LCD y usó la función de zoom de la cámara para que los niños pudieran ver detalles mucho más finos. Otro día, los niños observaron más de cerca los descomponedores que se encuentran en la materia en descomposición en un contenedor de lombrices utilizando un mini microscopio digital prestado.
El importante trabajo de los descomponedores
“¡Está súper plano, plano como un hotcake!”
“Está negro. Tiene moho”.
“Cambiaron de color entre amarillo y café...”
“Tiene descomposición pegada y manchas”.
Una foto de las calabazas anaranjadas colocadas en un estante de observación fuera de la ventana del salón de clases en octubre les dio un recordatorio visual de la condición original de las calabazas, ya que los niños describieron lo que quedaba de ellas a principios de marzo. ¿Qué les pasó a las calabazas? Los cambios inspiraron una conversación intensa.
Tras meses de observaciones e investigaciones, muchos niños participaron en la conversación. La maestra escribió vocabulario y conceptos clave en el pizarrón: calabazas, descomposición, pudrición, comida, moho, insectos, nutrientes, cosas muertas que se pudren y que ayudan a que las cosas vivas crezcan. Juntos revisaron fotos de descomponedores en un libro y representaron el papel de un ratón mordisqueando o una babosa raspando la calabaza con su lengua afilada. Más tarde esa misma mañana, bailaron mientras veían un breve video musical sobre la descomposición. El enlace del video se compartió con las familias para que lo vieran en casa y se les pidió que se convirtieran en “detectives de descomposición” al aire libre en busca de tallos y hojas podridas y que enviaran las fotos por correo electrónico a la maestra para compartirlas al día siguiente.
Las manzanas, calabazas y alimentos del refrigerador que se pasan por alto, el tiempo y las sugerencias de actividades en línea para estudiar la descomposición son los ingredientes necesarios que están disponibles para realizar exploraciones científicas interesantes. Los estudios pueden tomar nuevos rumbos a medida que los niños sientan curiosidad por las lombrices de tierra, los vertederos y más. ¿Porque es importante esto? Tal y como lo descubrieron los niños en estos salones de clases, cuando los seres vivos mueren, los descomponedores los ayudan a descomponerse, liberan nutrientes en el suelo y ayudan a que crezcan nuevas plantas, ¡y esa es la descompuesta verdad!
Recursos
- Is it Living or Nonliving?, por Rebecca Rissman
- Do You Know Which Ones Will Grow?, por Susan A. Shea, con ilustraciones de Tom Slaughter
- Rotten Pumpkin: A Rotten Tale in 15 Voices, por David M. Schwartz, fotos de Dwight Kuhn
Para obtener más información y recursos para comenzar su propio estudio de la descomposición, ingrese a la página web https://sites.google.com/site/discoveringdecay/
Las fotos son cortesía de los autores
La traducción de este documento ha sido elaborado en el marco de un acuerdo cooperativo (PR/Award no. U295A150003, CFDA Nº 84.295A) del Departamento de Educación de Estados Unidos. No obstante, este contenido no representa necesariamente la política del Departamento de Educación, y usted no debe asumir el aval por parte del Gobierno Federal.
Bonnie Blagojevic works as an early childhood education consultant at Morningtown Consulting, in Maine.
Victoria Grotton is Maine’s 2014 Penobscot County Teacher of the Year and a pre-K teacher at Glenburn Elementary School, in Maine.
Suzen Polk-Hoffses is a pre-K teacher at Milbridge Elementary School, in Maine.
Karen Thomes teaches preschool children with disabilities in Bangor, Maine.